VENEZOLANOS EN EL PERÚ: UN VERDADERO
HARAKIRI. EXPLICO POR QUÉ
Saldaña Marco
marcoespinozasalda@gmail.com
A continuación presento un texto que
publicara en sus redes sociales el psicólogo Luis Enrique Alvizuri, donde nos
da su opinión sobre la migración venezolana al Perú:
Antes que nada debo dejar bien en
claro que este análisis no tiene la intención de "defender a Maduro"
sino exclusivamente de evaluar los pros y los contras de haber invitado
oficialmente, a través de PPK, a miles de venezolanos a radicar en el Perú.
Pero primeramente hablemos sobre migración: ¿qué es? Se trata de un fenómeno que se produce por múltiples causas en la cual un grupo humano decide abandonar su lugar de origen para vivir en otros contextos geográficos (este es un resumen sintético propio pues hay cientos de definiciones). Ahora bien ¿cuáles son las causas más comunes? Son muchas y podemos citar sin orden de importancia: los cambios climáticos, las transformaciones sociales, la persecución, las guerras, las ambiciones, los estados de locura o fanatismo, etc.
Actualmente en el mundo moderno las que más se conocen son las migraciones por cuestiones geológico-climáticas (sequías, desgracias naturales y otras) muy comunes en el África, las guerras internas o internacionales (Libia, Siria y muchos países más), las de aspiración económica (migración por futuro mejor) y las de pobreza y necesidades económicas (por ejemplo, los cuatro millones de peruanos trabajando en el extranjero para enviar remesas y así sostener sus 30 millones de habitantes).
¿Por qué las migraciones son ahora un problema y no lo eran antiguamente? Hasta el siglo XIX las grandes migraciones se producían con frecuencia y eran aceptadas. Sin ir muy lejos, más de 50 millones de europeos migraron a EEUU en el lapso de 30 años debido a las condiciones difíciles tanto naturales como políticas que vivían. Un poco más atrás tenemos las migraciones masivas a raíz del descubrimiento de América en las que, por el lado inglés, se debieron a una huida masiva debido a la persecución política (lo padres fundadores), y, por el lado español, por la ambición de lograr riqueza y nobleza además de buscar un mundo nuevo y mejor.
Sin embargo hoy las migraciones en todas partes son un verdadero dolor de cabeza y hasta de conflictos muy serios. En EEUU es uno de los puntos más neurálgicos de la política de Trump y su muro, mientras que en Europa lo son los millones de refugiados producto de las guerras que ellos mismos provocan. Como sucede casi siempre, las migraciones se dirigen a los lugares que se considera más seguros y prósperos; esa es la tónica. Pero estos países prósperos ya no están dispuestos a recibir más gente extraña. El capitalismo ya no soporta estos ingresos descontrolados y no planificados, por lo tanto, el mundo actual rechaza de plano que se produzcan migraciones porque alteran el orden constituido.
Basta con ver lo que sucede en países como Alemania para darnos cuenta de la magnitud del problema y cómo de ello surgen expresiones políticas ultra derechistas o fascistas que toman este fenómeno como "la causa de nuestros problemas", produciéndose a raíz de esto las manifestaciones de racismo o de odio al "extraño". En todas partes del planeta el migrante es hoy mal recibido y visto como una problema más que como una solución. Se le ponen todas las trabas posibles y se lo margina y encasilla en un nivel socioeconómico inferior, aceptándolo solo como "peón o mano de obra barata".
Pero curiosamente en el caso del Perú sucede todo lo contrario a la tendencia mundial. Después de la caída de Sendero el principal problema nacional fue y sigue siendo el desempleo producto de una economía primario exportadora que no genera empleo masivo. A la fecha y según datos oficiales el país tiene un 80% de su población en el desempleo o subempleo, entendido este último como empleo precario o de palabra, sin compromiso de ningún tipo o informal. En la historia de los países capitalistas esto se remedió cuando los estados asumieron políticas de industrialización que generó después el desarrollo del comercio local y global. Aquí la Sociedad Minera, la SNI y la CONFIEP (los grandes grupos económicos que en su mayoría no son industriales sino de servicios) rechazan de plano la idea de la industrialización porque su fuente de ingresos actual es la que domina al país y no la quieren cambiar.
En medio de este panorama tan complejo y explosivo, con una economía paralizada y una subida del índice de pobreza no podía ser más contraproducente "importar" miles de venezolanos como mano de obra barata. Claro, era la misión política de PPK que lideraba el Grupo de Lima para impedir las elecciones de Maduro, pero el costo de ese "liderazgo" ha sido muy alto para nuestra economía. Los 330 mil venezolanos que han venido gracias a la visa de residencia y a un "dinero para sostenerse" han incrementado aún más el índice de desempleo peruano puesto que han desplazado a los "cholos" de sus puestos menores. Las empresas y negocios se frotan las manos de felicidad puesto que ahora tienen a gente de clase media joven y con altos estudios (que son la mayoría de los migrantes) por la mitad de lo que le daban al "cholito".
La derecha peruana no dice nada de esto porque su miedo al chavismo es más grande que los problemas que esto está generando y que tarde o temprano va a explotar. A diferencia de los migrantes de Europa o de EEUU, los que llegan al Perú del Orinoco no son mujeres y niños con hambre sino un grupo humano apto para trabajar, con buen nivel educativo y con juventud y salud. Es decir, mejor personal de servicio no se puede encontrar. Y además con la ventaja que son una buena propaganda contra Maduro y encima grandes difusores del pensamiento tradicional arribista y capitalista. No hay puntada sin hilo, dice el refrán.
Algunos peruanos de manera sentimental aceptan esta situación porque dicen que "tenemos que ayudarlos", pero no se dan cuenta que los que aquí llegan no son los más pobres que se mueren de hambre sino los que aspiran a más, a mejorar sus estatus económicos, no los que sufren el proceso venezolano. De modo que en realidad el Perú está ayudando a los que menos necesitan, a los más fuertes y capacitados y no a los más pobres que ni siquiera pueden adquirir el pasaje de ida. Y eso lo saben bien las autoridades, por eso escogen bien a quiénes "ayudan". Ahora nos queda el problema que nos dejó PPK y tendremos que ver qué hacemos con esto si es que no queremos que nos estalle en las manos. (Alvizuri, 2018)
Pero primeramente hablemos sobre migración: ¿qué es? Se trata de un fenómeno que se produce por múltiples causas en la cual un grupo humano decide abandonar su lugar de origen para vivir en otros contextos geográficos (este es un resumen sintético propio pues hay cientos de definiciones). Ahora bien ¿cuáles son las causas más comunes? Son muchas y podemos citar sin orden de importancia: los cambios climáticos, las transformaciones sociales, la persecución, las guerras, las ambiciones, los estados de locura o fanatismo, etc.
Actualmente en el mundo moderno las que más se conocen son las migraciones por cuestiones geológico-climáticas (sequías, desgracias naturales y otras) muy comunes en el África, las guerras internas o internacionales (Libia, Siria y muchos países más), las de aspiración económica (migración por futuro mejor) y las de pobreza y necesidades económicas (por ejemplo, los cuatro millones de peruanos trabajando en el extranjero para enviar remesas y así sostener sus 30 millones de habitantes).
¿Por qué las migraciones son ahora un problema y no lo eran antiguamente? Hasta el siglo XIX las grandes migraciones se producían con frecuencia y eran aceptadas. Sin ir muy lejos, más de 50 millones de europeos migraron a EEUU en el lapso de 30 años debido a las condiciones difíciles tanto naturales como políticas que vivían. Un poco más atrás tenemos las migraciones masivas a raíz del descubrimiento de América en las que, por el lado inglés, se debieron a una huida masiva debido a la persecución política (lo padres fundadores), y, por el lado español, por la ambición de lograr riqueza y nobleza además de buscar un mundo nuevo y mejor.
Sin embargo hoy las migraciones en todas partes son un verdadero dolor de cabeza y hasta de conflictos muy serios. En EEUU es uno de los puntos más neurálgicos de la política de Trump y su muro, mientras que en Europa lo son los millones de refugiados producto de las guerras que ellos mismos provocan. Como sucede casi siempre, las migraciones se dirigen a los lugares que se considera más seguros y prósperos; esa es la tónica. Pero estos países prósperos ya no están dispuestos a recibir más gente extraña. El capitalismo ya no soporta estos ingresos descontrolados y no planificados, por lo tanto, el mundo actual rechaza de plano que se produzcan migraciones porque alteran el orden constituido.
Basta con ver lo que sucede en países como Alemania para darnos cuenta de la magnitud del problema y cómo de ello surgen expresiones políticas ultra derechistas o fascistas que toman este fenómeno como "la causa de nuestros problemas", produciéndose a raíz de esto las manifestaciones de racismo o de odio al "extraño". En todas partes del planeta el migrante es hoy mal recibido y visto como una problema más que como una solución. Se le ponen todas las trabas posibles y se lo margina y encasilla en un nivel socioeconómico inferior, aceptándolo solo como "peón o mano de obra barata".
Pero curiosamente en el caso del Perú sucede todo lo contrario a la tendencia mundial. Después de la caída de Sendero el principal problema nacional fue y sigue siendo el desempleo producto de una economía primario exportadora que no genera empleo masivo. A la fecha y según datos oficiales el país tiene un 80% de su población en el desempleo o subempleo, entendido este último como empleo precario o de palabra, sin compromiso de ningún tipo o informal. En la historia de los países capitalistas esto se remedió cuando los estados asumieron políticas de industrialización que generó después el desarrollo del comercio local y global. Aquí la Sociedad Minera, la SNI y la CONFIEP (los grandes grupos económicos que en su mayoría no son industriales sino de servicios) rechazan de plano la idea de la industrialización porque su fuente de ingresos actual es la que domina al país y no la quieren cambiar.
En medio de este panorama tan complejo y explosivo, con una economía paralizada y una subida del índice de pobreza no podía ser más contraproducente "importar" miles de venezolanos como mano de obra barata. Claro, era la misión política de PPK que lideraba el Grupo de Lima para impedir las elecciones de Maduro, pero el costo de ese "liderazgo" ha sido muy alto para nuestra economía. Los 330 mil venezolanos que han venido gracias a la visa de residencia y a un "dinero para sostenerse" han incrementado aún más el índice de desempleo peruano puesto que han desplazado a los "cholos" de sus puestos menores. Las empresas y negocios se frotan las manos de felicidad puesto que ahora tienen a gente de clase media joven y con altos estudios (que son la mayoría de los migrantes) por la mitad de lo que le daban al "cholito".
La derecha peruana no dice nada de esto porque su miedo al chavismo es más grande que los problemas que esto está generando y que tarde o temprano va a explotar. A diferencia de los migrantes de Europa o de EEUU, los que llegan al Perú del Orinoco no son mujeres y niños con hambre sino un grupo humano apto para trabajar, con buen nivel educativo y con juventud y salud. Es decir, mejor personal de servicio no se puede encontrar. Y además con la ventaja que son una buena propaganda contra Maduro y encima grandes difusores del pensamiento tradicional arribista y capitalista. No hay puntada sin hilo, dice el refrán.
Algunos peruanos de manera sentimental aceptan esta situación porque dicen que "tenemos que ayudarlos", pero no se dan cuenta que los que aquí llegan no son los más pobres que se mueren de hambre sino los que aspiran a más, a mejorar sus estatus económicos, no los que sufren el proceso venezolano. De modo que en realidad el Perú está ayudando a los que menos necesitan, a los más fuertes y capacitados y no a los más pobres que ni siquiera pueden adquirir el pasaje de ida. Y eso lo saben bien las autoridades, por eso escogen bien a quiénes "ayudan". Ahora nos queda el problema que nos dejó PPK y tendremos que ver qué hacemos con esto si es que no queremos que nos estalle en las manos. (Alvizuri, 2018)
El
análisis hecho por el psicólogo Alvizuri, parte de un marco teórico general
para ingresar a lo particular, el caso peruano, en diferentes puntos de nuestro
país, habíamos ya observado la migración masiva de los hermanos venezolanos,
estos se encuentran ya en Trujillo, Arequipa, Chiclayo, Tambopata, Moquegua, entre
otras ciudades, desplazando a muchos peruanos en sus trabajos, aquellos en
donde no se pagaban beneficios sociales, que al ser exigidos por nuestros
compañeros, fueron despedidos y siendo reemplazados por el venezolano, estos no
exigen beneficios sociales por el momento, exigen por el momento, un puesto de
trabajo y un techo donde dormir, muchos de ellos, como lo menciona Arvizuri (2018)
han llegado con estudios, es que la política educativa del vecino país, exige
que todos sus ciudadanos salgan con estudios técnicos gratuitos, caso contrario
de lo que no ocurre en nuestro país, donde millones de jóvenes no pueden
concluir sus estudios básicos y ni mucho menos seguir estudios técnicos o
superiores, porque estos son costosos, en la actualidad no hay educación gratuita,
la enseñanza tiene ya precio, todo sea privatizado, siendo los venezolanos, en
la práctica mano de obra barata pero calificada. Lo que queda claro, que el 80%
de peruanos estamos desempleados, no existe en el Perú la estabilidad laboral,
lo que hay en el mercado es nada, los empresarios hacen lo que quiere con el
trabajador, manteniéndolos sumiso a cualquier reclamo. Lo trágico de todo esto,
es que crece la delincuencia, la sociedad se corrompe y descarta la moralidad y
la ética. Lo que se viene a un futuro próximo es una huelga general donde se
pida cambios radicales ya, y si esto no llegara a pasar, lo que veremos será más
injusticias y desigualdades sociales.
Referencia.
Alvizuri, L. (2018, 10 de junio).
Venezolanos en el Perú: un verdadero harakiri. Extraído del muro de https://www.facebook.com/luisenriquealvizuri?hc_ref=ARSduEZy4Xr_RedYkGiNEhvxHctUxs-DcF7ULh1w4bDSGn-RC8CUXuyLS0FR82EpLvM&fref=nf
[Fotografía de Marco Espinoza]. (Lima,
2018). Archivo fotográfico de La Chispa. Comas, Lima, Perú.